miércoles, 28 de octubre de 2009

Viva el transporte público

Hip, hip.. hurra! Sobra decir que sarcásticamente, claro.
Salgo a las 18h, pero me escapo a menos diez para que no se me escurra el bus "lanzadera". Digo bien, "el bus" porque solo pasa ese y punto. Por lo que prefiero recibir las miradas lacerantes de mis compañeros porque me voy, antes que quedarme cual pazguata mirando cómo se va mi conexión con la red de comunicaciones.
Monto y me acomodo para disfrutar del viaje. Recogemos a más en otro edificio.
Venga, arriba, un poco de garbo que nos dan las mil....
Llegamos a la estación. Se acaba de ir, ohhhhh.
A esperar.
Llego a Villaverde Alto. Se acaba de ir, ohhhhh.
A esperar.
Total, que entro por la puerta de casa a eso de las 20h, con la cabeza como un bombo esperando abrazar a mis churumbeles y gozar del hogar, dulce hogar. Pero noooooooo!!!
Sin ni siquiera poder cambiarme de ropa, me encuentro inmersa en la guerra de Vietnam. Mi marido "atacao" de los nervios. Mi madre en plan dominanta.
Los niños alterados. Qué caos.
Cuento hasta 10 y digo ommmm mientras organizo lo que puedo en la casa.
Gracias a mi paréntesis en aerobic recupero fuerzas y humor.
Decidido: hoy he venido en coche.

jueves, 22 de octubre de 2009

Nueva etapa

Tengo trabajo. Así de contundente y rotundo. Esta se ha convertido en la frase más parecida a "me ha tocado la lotería" desde que vivimos la innombrable situación... (shhh, no se puede decir crisis...)
Pero realmente es una lotería? Analicemos la situación.
Si me tocase la lotería tendría dinero a montones con lo que no tendría que trabajar, podría levantarme a la hora que me diera la gana, me gastaría el dinero en cosas ociosas y dedicaría parte de mi tiempo a lo que realmente me gustase.
Veamos que hago trabajando: madrugo tanto que pongo las calles, me meto en la boca del lobo del tráfico o en su defecto en la boca del lobo del tren, llego a un sitio donde me planto cual mueble de Ikea durante 8 horas, comparto un ágape taperil con los compañeros "muebles" que se permiten el lujo de alimentarse (no son todos...), me vuelvo a enfrascar en el atasco, llego a casa donde no puedo ni aliviar mis necesidades fisiológicas ya que me reclaman al momento, me transformo en maruji, baño, peino, doy cenas, cuento cuentos, intento remediar el desorden de casa en lo posible, hago una cena frugal y me voy con Morfeo. Así cada día y cuando llega el 30 recibes una compensación por tu participación en el decorado de la oficina, de la que tienes que restar la gasolina, la guardería, la señora de la limpieza,etc...
Resultado: qué gana más el debe o el haber? De cajón de madera de pino.
Sin embargo, todo el mundo cree que tengo una suerte inmensa por vivir esta situación.